Sunday, June 03, 2007

. . : : Trigésimo Sexta Nimiedad... del arte de amar y saberse amado : : . .

Bien... sé que no tengo excusas, llevo demasiado tiempo sin dar ni media línea por aquí, pero entre lo absorbente de mi trabajo y que realmente, me tardé mucho en poder masticar y procesar la información para esta entrada, eso sin contar que me tomó mucho decidir exactamente por donde comenzar para hacer de esto, una entrada decente.

Así pues, procedo a presentarles esta nueva nimiedad, en que no puedo dejar de lado el agradecer a aquellas mujeres que han colaborado a la estructura de ella:
Amine, Marisol, Maricarmen, Gina, Id, Yuyu, Abigail, Vero, gracias a todas por colaborar directa o indirectamente a esta entrada, todo lo dicho ha sido valioso.

Ahora sí, comienzo con la nimiedad, seguramente encontrarán poca relación entre el título y lo que leerán a continuación, pero no encontré una forma mejor de nombrarla, especialmente después de haber cambiado el título no menos de diez ocasiones. Esta nimiedad, surge de varias conversaciones en que se redundó en el tema de las emociones, las relaciones de pareja y en especial, los hechos que nos vuelven un tanto cínicas que nos hacen en cierto modo, dejar de creer que existe el hombre correcto para cada una, o bien, el universal conocimiento de saber si ese tipo que está a nuestro lado es el correcto o no.

Me gustaría comenzar, por esa fase que todas (y todos) hemos experimentado alguna vez en la vida, esa en que nos revolotean mariposas en el estómago, nos sentimos entre nubes y curiosamente, todo parece más lindo mientras esa estúpida sonrisa se nos dibuja en el rostro... ah! esa estúpida sonrisa que hace brillar la mirada y que nos delata claramente cuando estamos enamoradas. Si bien es cierto que cuando comenzamos a salir con alguien, nos sentimos dichosas, vemos al tipo increíblemente guapo y creemos -la mayoría de las veces- que es el mejor del mundo; la luna de miel que vivimos en los primeros meses es incomparable, sin embargo, bajarse de la nube siempre nos deja un sabor de boca extraño.

Las chicas tenemos esa curiosa habilidad de enamorarnos "como un loco", de querer dar todo y también, de esperar recibir lo mismo a cambio, nos apasionamos, amamos, nos enojamos y sentimos al parejo las emociones, con una intensidad digna de una explosión volcánica... quizá es por eso que los hombres dicen que somos complicadas, la realidad, es que todas las chicas, lo único que esperamos es sentirnos amadas, apoyadas y ¿por qué no? un poco escuchadas, somos tremendamente verbales y el hecho de que muchas veces digamos las cosas, no es sólo por rellenar momentos, sino porque nos interesa que se sepa de nosotras en la misma medida que también nos interesamos en saber de ellos.

Conforme la relación avanza, podemos irnos sintiendo más compenetradas, o bien, darnos cuenta de que ese príncipe azul tiene manías, costumbres, ama el football de fin de semana, le gusta ir a tomar cerveza con sus amigos y no siempre está de buen humor, lo cual lo convierte en un simple mortal más en la tierra, aquí empieza el dilema: si es que la relación es lo suficientemente sólida como para continuar, o realmente no es el tipo de persona con quien te visualizas llegando a una fiesta familiar para presentar como "mi novio -inserte nombre genérico intercambiable de su preferencia-". Es aquí donde comienza nuestra disertación ¿cómo saber si este tipo puede ser el adecuado? ¿qué es lo que hace que sea tan especial? ¿puede ser el amor de mi vida? ¿puede ser el hombre de mi vida?

Es en esta parte donde cobra mayor valor lo comentado con las mujeres que se mencionaron anteriormente, puesto que, es un hecho que nunca estamos del todo seguras de que ese tipo sea o no el correcto, es más, a veces ni siquiera tenemos por seguro cuánto va a durar o siquiera si nos llevará a algún sitio estar en esa relación... tal vez, las historias pasadas nos llevan a dejar de creer que puede funcionar, o bien, a saber que aunque una persona significó en tu vida el mundo entero y más allá, por más que exista amor de ambas partes, deja de ser suficiente para lidiar con los hechos de la realidad.

Caballeros que leen, si han llegado hasta este punto, probablemente esta información les sea de utilidad, y si la están leyendo, por favor, tómenla en cuenta, comprender a una mujer, no es tan difícil como se han encargado de transmitirlo de boca en boca. Al ponerse a pensar en las cuestiones que se mencionaron previamente, se puede llegar a las siguientes conclusiones:

¿Cómo saber si este tipo puede ser el adecuado? La realidad aquí, es que no lo sabemos a ciencia cierta, pero puede ayudar a predecir el futuro de una relación el hecho de sentirnos cómodas con el sujeto en cuestión, en cierto punto comprendidas y protegidas, saber en qué podemos o no ser compatibles y sobre todo, el mayor punto de este secreto, radica en el arte de la tolerancia, porque así como a nosotras puede fastidiarnos el hecho de que lleguen tarde por nosotras, a ellos también puede molestarles el hecho de esperar tres horas de cosmética para salir a una fiesta... digamos que, en la relación para encontrar mayor funcionalidad, debe intentarse lograr equidad.

¿Qué es lo que hace que sea tan especial? Esto es sencillo, ver cuáles fueron las razones que nos llevaron a estar con esa persona, porque por supuesto que cuando estamos con una persona, es porque en algún punto, algo nos atrajo y hace que podamos elegir a uno entre el grueso de la población para ser nuestra pareja... encontrar que es eso "extra" que nos da, para hacernos sentir felices y que haya disposición para seguir a su lado.

¿Puede ser el amor de mi vida? Esto va de la mano con lo anterior, quizá un hombre reúna esas características que logren que lleguemos a amarlo realmente, que la emoción sea lo suficientemente intensa, como para comprender que el individuo en cuestión es un ser humano como cualquier otro y que a pesar de esta condición de mortal común y corriente, sigue significando lo mismo.

¿Puede ser el hombre de mi vida? En este caso, es un poco más complicado, es de conocimiento popular, que muchas veces, las mujeres tenemos una persona a quien amamos de la forma más intensa, que ha estado presente en nuestras vidas y que tal vez, por algún motivo tuvo que irse, es una de esas historias que a la más mínima señal de remembranza, la memoria se activa, la piel se eriza y a veces hasta dan ganas de llorar; pero también existe ese hombre que aparece en el momento y lugar indicado, ese que nos gana por alguna razón y que llegó no sólo para crear historia, sino para echar raíces y también quedarse. Dicen que hay casos -contados por cierto- en que una sola persona puede llenar ambos aspectos, pero también muchas que tal vez moriremos recordando a ese alguien que podía desnudarnos con la mirada, aún a pesar de haber tenido un amor hermoso e incondicional con un hombre que envejece a nuestro lado. Aún no logro dar con qué puede ser lo que haga que un hombre se convierta en el hombre de mi vida, pero créanme que en cuanto lo averigüe, se los haré saber.

En conclusión, y para cortar este inmenso rollo, que seguramente ya están hartos de leer, creo que efectivamente, el mal de estas generaciones es nada más y nada menos que el cinismo, porque hay tantas personas que aprovechándose de un sentimiento noble, se divierten haciendo pinole la salud emocional de otras personas, y por ello en cierto punto, podemos dejar de creer en la sinceridad de las palabras de alguien. Por otra parte, y eso es según prácticamente el 100% de las colaboradoras en esta nimiedad: coincidimos en que la primera parte, esa que te permite emparejarte con alguien más y tal vez, ver si habrá algo más, es tener cosas en común, tal vez gustos, aficiones, vicios, amigos... y la lista sigue con un larguísimo etcétera, si existe compatibilidad y la voluntad para poder conocer y aceptar al otro tal cual es, existe terreno ganado, lo demás, vendrá con el tiempo y siempre y cuando se le dedique un poco de tiempo a esa plantita llamada relación de pareja.

Nos veremos en la siguiente nimiedad.

4 comments:

Anonymous said...

Yuyu leia y leia y con la cabeza asentia... que habilidad de juntar tatas verdades con solo letritas...

Ginn said...

Me haces llorar Fer, cuanta razon tienes y aveces que triste que asi sea, pero cual sera mas importante el amor de tu vida o el hombre de tu vida?

Lastima que es rara la vez en la que ambos existen en uno solo, pero aunque terminemos como "la señora loca de los gatos" almenos tendremos otras señoras locas de los gatos a quien visitar

Anonymous said...

Mayek aquí; creo que no pude haberlo dicho/escrito mejor de lo que lo hiciste tú aquí, le diré a mi novio que lea esa parte de tu blog.
Saludos!

Id said...

Lo más pinche de todo eso, mamá, es cuando una no se siente amada. Not a little bit, not at all. Pinche, pinche pinche. Chido post, yo también he de recomendárselo a cierta personita.

Te quiero, mamá.