. . : : Trigésimo Octava Nimiedad... 28 años, 7 días y 2 puentes después : : . .

Si tomamos en cuenta que he dejado esto más abandonado que... varias cosas que debí haber atendido de tiempo atrás, supongo que es un buen momento para retomar la escritura de mi blog, que dicho sea de paso, extraño con vehemencia. En esta soleada tarde de viernes de Ostara (la Diosa debe estar de buenas, ya que el día está precioso allá afuera y aún con el solazo, no está haciendo tanto calor), me pongo a pensar: hace una semana que cumplí 28 años, hace una semana estaba con las patitas bien plantadas en la oficina a 24 horas de que mi nuevo jefe había decidido decir "que dice mi mamá que siempre no", tenía mi lugar en la oficina lleno de globos, a Chucufleto haciéndome compañía y sobre todo, MUCHOS chocolates por comer ¿que es lo lindo de cumplir años, ser mujer y que prácticamente no te conozcan? ¡MUY SENCILLO! Todo el mundo te regala chocolates, es el regalo universal que NUNCA se declina -a menos claro que tengas la cara atascada de granos y quieras evitarte uno o dos más-.


Después de todo, no es tan malo ir aproximándose a los 30, quizá es sólo cuestión de irte haciendo a la idea de que no hay tiempo atrás y comenzar a disfrutar la cuestión de que -en efecto- crecer tiene sus ventajas, no sólo por cierto tipo de privilegios que llegan a obtenerse, sino porque en teoría, pasar de los "te's" a los "ta's" puede significar un salto realmente importante hacia la madurez y la libertad propia de una persona que ha aprendido a pensar.

Para todos los que se han acercado peligrosamente a esta barrera de cambio de edades, no me queda más que recomendarles que lo disfruten y sobre todo, no le pongan mala cara; en serio, no es tan terrorífico como puede parecer.