. . : : Trigésimo Cuarta Nimiedad... Murphy Strikes Back : : . .

Como bien se dice en más de un lugar en este mundo, la más famosa ley de Murphy no deja de estar presente, esta es: "Cuando algo puede salir mal, siempre puede salir peor". Ok, sí, ya sé que suena asquerosamente pesimista y que me escucho -de nuevo- como la peor amargada de este mundo, pero así es, las cosas no sólo salen mal, sino que se esfuerzan en salir cada vez peor.


Pareciera que en estos momentos, el universo está conspirando en mi contra y lo peor del caso es que ni la veo venir, la cuestión es, que simplemente no puedo estar ligeramente alegre o de buenas, porque siempre habrá algo que me lo eche a perder, no por gusto, caray, creo que a nadie le gusta estar sintiéndose más allá de la fregada y lo crean o no, a mí tampoco me gusta; pero definitivamente, no creo que alguien que siente que le ha fallado al público en general y de pasada a sí mismo, no puede encontrarse de muy buen humor que digamos.

Les explico, este fin de semana ha sido altamente caótico, no sólo por el hecho de que ahora sí me preocupa la atemporalidad en que estoy atrapada desde la muerte de mi abuelita, mi memoria comienza a fallar también y por si fuera poco, todo parece caerse sobre mis hombros y no tengo capacidad para detenerlo ¿por qué lo digo? es fácil: Mis padres están molestos, hoy he perdido a una de mis dos mejores amigas y todo parece indicar que no hay vuelta de hoja, me entero de que a los que comienzo a ver como amigos me tiran mierda a mis espaldas y nadie se hace responsable de sus propias palabras y, para rematar, sigo sin trabajo, francamente, no siento que sean las condiciones adecuadas para tener un humor excelente.

Para ser sincera, me estoy sintiendo como aquella vez que salí corriendo del salón de Bases Teórico-Metodológicas de la Investigación en medio de un magnífico Panic Attack que me llevó derechito y sin escalas a buscar terapeuta, estoy emocionalmente agotada y no tengo ganas de discutir ni siquiera conmigo misma, vamos, estoy cansada incluso de sentirme culpable y es ahora cuando me pregunto ¿dónde quedó esa política personal de no más dolor del que te puedes ocasionar tu misma? Me da rabia ver que sigo permitiendo que me afecte a tal grado lo que todo el mundo piensa y/o espera de mí... creo que a fin de cuentas, no he aprendido a vivir por mi misma.

Es un torbellino de cosas en mi cabeza, quisiera que dejara de girar tan rápido, ya hasta tengo jaqueca al escribir estas líneas y por lo menos ahora, me niego a sentir aún más tristeza de la que ya me cargo ahorita, lo cuál se traduce en que no estoy dispuesta a llorar, ya no más... ni modo, así es la vida del racionalista que perdió su capacidad para sublimar.

Finalmente, no puedo decir que el día fue totalmente malo, aún me reconforta pensar un poco en la sonrisa de Sofía y también el saber que mi pasado ahora puede tocarme sin que me sienta indefensa ante él.

Nos veremos la siguiente nimiedad, espero estar de mejor humor.