. . : : Vigésimo Octava NImiedad... o de las consecuencias de estar vivo : : . .

Hace aproximadamente dos semanas tuve la feliz ocurrencia de ir a meterme al cine con mi mejor amiga, elegimos una película al azar y nos metimos a la sala bien armadas con palomitas, refresco, nachos y chocolate (cada quien respectivamente lo suyo: ella sin chocolate y yo sin nachos), dicho así, vimos una cinta nacional, que me pareció bastante buena, por lo menos me dejó pensando bastante en varias cuestiones que he tenido que pensar a lo largo de mi vida.

A continuación les expongo una pequeña parte de esta película, es lo que su autora (Issa López) llama: "Instrucciones para cumplir 30 años", que a su vez, no es otra cosa más que breves reflexiones de lo que son las cosas que deben vivirse, las vividas y a nivel personal, las propias consecuencias de vivirlas...

. . : : INSTRUCCIONES PARA CUMPLIR 30 AÑOS : : . .

En el fondo, no hay nada que hacer. Siempre tendrás dieciocho, porque eres joven sólo una vez, pero inmaduro para siempre.
No hay instrucciones para cumplir treinta. Pero si las hubiera, serían estas:

Dieciocho para siempre... tal vez, no estoy del todo segura, lo que si sé, es que muchos a pesar del tiempo, maduramos en una parte, nos estancamos en otra y vivimos instalados en el síndrome de peter pan en otra parte, el chiste es que no terminamos de madurar y si se trata de cumplir años, después de los 25, queremos que en vez de uno más, sea uno menos.

- Haz una lista de todo lo que no te gusta de ti y luego tírala. Eres el que eres. Y después de todo, no es tan malo como te imaginas un domingo de cruda.

Cosas que no me gustan de mí... no son tantas como solían ser, pero tampoco son pocas, no lo sé, tal vez sea porque jamás terminamos de estar conformes con nosotros mismos, a veces queremos más, a veces buscamos tener menos, es una especie de círculo... vicioso, pero a fin de cuentas círculo.

- Tira el equipaje de sobra. El viaje es largo, cargar no te deja mirar hacia delante. Y además jode la espalda.

¿La espalda? yo diría que el equipaje extra te jode la espalda y por el mismo paquete, las ganas, la salud mental, el entusiasmo, la vida y de pasada, las intensiones de seguir creyendo, a veces el pasar de cierta edad, por las historias que cargamos, terminamos creyendo en nosotros mismos y eso a veces (y sí, hoy comí exceso de limón y estoy agria).

- No sigas modas. En diez años te vas a morir de vergüenza de haberte puesto eso, de todas maneras.

Así que no lo olvides, las falditas, corbatines y botas estilo RBD te darán pena algún día y siempre habrá alguien que se encargue de recordarte que tuviste las agallas para salir a la calle con ese outfit.

- Besa a tantos como puedas. Deja que te rompan el corazón. Enamórate, Date en la madre, y vuelve a levantarte. Quizás hay un amor verdadero. Quizás no. Pero mientras lo encuentras, lo bailado ni quién te lo quita.

Y si en algún punto alguien te dice "wey, eras bien golfa", tu puedas decir con orgullo: "golfa no wey, simplemente me atreví a explorar un poco más lo que quería de un fulano en la cama" o bien, convertirte en una Samantha Jones en potencia.

- Come frutas y verduras. Neta, vete acostumbrando a que no vas a poder tragar garnachas toda la vida.

Es un hecho, aunque la chatarra es deliciosa, no puedes vivir eternamente de ella; en especial si tienes gastritis, colitis o migraña nerviosa, la realidad es que, en tanto más creces, más achacoso te vuelves y en vez de gastar el dinero de tu trabajo en unos ricos tacos al pastor, terminas comiéndote una ensalada, porque es lo único que no te irrita el estómago ¿triste no?

- Equivócate. Cambia. Intenta. Falla. Reinvéntate. Manda todo al carajo y empieza de nuevo cada vez que sea necesario. De veras, no pasa nada. Sobre todo si no haces nada.

Claro, es un hecho que se vale meter la pata, no importa cuantas veces, ni que tan profundo, el chiste de ese tipo de idas al agujero, es poder levantarse, sacudirse la tierra, sobarse el fregadazo y seguir caminando; tal vez des algunos pasos cojeando, pero recuerda: todo calambre producido por un golpe, siempre se quita si permaneces en movimiento.

- Prueba otros sabores de helado. Otras cervezas, otras pastas de dientes.

Y recuerda, la única cerveza que tiene derecho a ser servida "tibia" es la Guinness, si no es Guinness, entonces, seguro no te están dando cerveza, así que mejor pide un vaso con agua.

- Arranca el coche un día, y no pares hasta que se acabe la gasolina.

Y no olvides llevar efectivo para comprar gasolina y poder volver a casa, está bien que de vez en cuando se te bote la canica y hagas una locura, pero trata de no arriesgar -demasiado- tu integridad física, a fin de cuentas, sólo tu vivirás contigo mismo hasta el último día de tu vida.

- Empieza un grupo de rock. Toma clases de baile. Aprende italiano. Invéntate otro nombre. Usa una bicicleta.

Si te das chance de experimentar, siempre encontrarás algo de tí que no conocías, sólo arriésgate a seguir viviendo, en serio... vale la pena. Y recuerda... si es Indonesio, puede traerte jaquecas por la madrugada.

- Perdona. Olvida. Deja ir.

O qué... ¿ya olvidaste lo que comentamos algunas líneas arriba? cargar exceso de equipaje es nocivo para toda tu integridad física y emocional.

- Decide quién es imprescindible. Mientras más grande eres más difícil es hacer amigos de verdad, y más necesitas quien sepa quién eres realmente sin que tengas que explicárselo. Esos son los amigos. Cuídalos y mantenlos cerca.

La lista de imprescindibles... veamos... sí... son pocos, pero mientras estén ellos cerca, todo marchará bien y eso es indiscutible

- Aprende que no vas a aprender nada. Pero no hay examen final en esta escuela. Ni calificaciones, ni graduación, ni reunión de exalumnos, gracias a Dios. Felices treinta, viejo. Bienvenido al resto de tu vida

Al final del día, sólo somos nosotros mismos, los mismos que han abierto los ojos todos los días durante los 365 de cualquiera-que-sea-la-edad-que-tengan, y los que al final de cada uno de esos días, ha recostado la cara sobre su almohada, ya sea sonriendo, llorando, cansados o con cierta melancolía... pero a fin de cuentas UNO MISMO que no sabrá lo que es su propia vida hasta que pueda verla en perspectiva y comenzar a sentirse satisfecho con las cosas que hace, dice y piensa; sobre todo, con la persona en que se ha ocupado de convertirse.