. . : : Vigésimo Quinta Nimiedad... o de la inminente aniquilación de la Creatividad : : . .
Notando que me había echado casi un mes sin escribir algo "coherente" por aquí, pensé que sería buena idea hablar un poco sobre las cosas que pueden matar la capacidad creativa de la que uno dispone.
Si bien es cierto, llega un momento en la vida en que debemos buscar el modo de obtener dinero en forma decente o como diría Gloria, mi ex-profesora de Psicología de la Familia: Hay que perseguir el Mamut. Cada quien va decidiendo en que forma va a ganarse la vida, eso es desde el momento en que te dicen "Debes elegir una carrera para tener un buen trabajo" y la realidad sobre este mito, es que actualmente el hecho de tener un papelito y una tarjetita plástica que te acrediten como "Licenciado en cualquier cosa que se les ocurra", no te garantiza nada, ya no digamos un buen trabajo, en el México en que vivimos, un grado de licenciado tampoco es ya una garantía de conseguir empleo.
Aunque soy de las pocas afortunadas en tener un empleo directamente relacionado con mi área de especialidad, debo decir que tras casi ocho meses de reclusión en la oficina, entre el stress, el obsceno movimiento de personal en la empresa y esos malditos reportes de evaluación, cada día me siento más presa de la rutina y como consecuencia, puedo ver como se aleja cada día mi creatividad; así es mis estimados lectores, la chispa y el ingenio que solían caracterizarme se quedaron perdidos en algún punto entre una interpretación de pruebas proyectivas y la redacción de múltiples correos al despacho que provee el seguro de Gastos Médicos Mayores.
Hace un par de días mi querida amiga y madre por adopción mutua, la malandrina, me enviaba por correo electrónico el avance de la historia de un mary sue basado en ella misma que creamos hace poco más de dos años y como nota post scriptum, me invitaba a continuar con el planteamiento de la historia de mi propio mary sue. Al toparme de frente con la referencia de mi escrito -el cuál había comenzado hace meses y no lo había tocado en bastante tiempo-, me di cuenta de que no soy capaz de producir una línea que sea medianamente decente, o mejor dicho, una sola línea que pueda gustarme lo suficiente como para seguir escribiendo y fue entonces que caí en cuenta de que el trabajo ha ido minando poco a poco y en silencio mi capacidad creativa.
No sé si a ustedes les ha sucedido en algún momento, pero por lo menos en el caso de una servidora, el hecho de poder poner en letras lo que estoy pensando y/o sintiendo en algún punto, resulta la mejor forma de decir las cosas, porque por lo menos así puedo dar rienda suelta a lo que estoy pensando y no tengo ninguna obligación de disfrazarlo con palabras bonitas o con cosas que puedan hacerlo mucho más suave de lo que en realidad es y el hecho de no poder poner en palabras la marea de cosas que tengo en la cabeza, me tiene agobiada, insomne y por si fuera poco, altamente frustrada.
Podría llamarse bloqueo de escritor, o tal vez el escape de la musa, la cuestión es que el no poder hablar en la forma que aprendí a hacerlo se ha vuelto una monserga y realmente, daría la mitad de mi reino por unos días de vacaciones que pudiesen ayudar a la liberación del torrente de ideas que tengo atoradas en la cabeza.
Finalmente, creo que antes de despedirme, debo dar un adelanto a la siguiente nimiedad, en la que sin tapujos, quisiera hablarles un poco de esos seres que tienen la capacidad de volverme aún más loca de lo que ya estoy: Los Hombres. No, no se trata de una confesión y mucho menos del clásico post meloso de "son la cosa más linda del mundo"; por el contrario, la pretención de esa idea que estoy masticando para poder parir en días posteriores, es hablar de esos seres humanos que han mantenido cautiva mi atención y también la de personas muy cercanas a mí.
Por ahora, me despido y espero poder parir esta idea para por fin romper la racha de incapacidad creativa que me ha traído literalmente sin dormir. Y sigo sosteniendo que, el tener un medio de sustento, no significa perder la libertad para pensar, soñar y crear.
Si bien es cierto, llega un momento en la vida en que debemos buscar el modo de obtener dinero en forma decente o como diría Gloria, mi ex-profesora de Psicología de la Familia: Hay que perseguir el Mamut. Cada quien va decidiendo en que forma va a ganarse la vida, eso es desde el momento en que te dicen "Debes elegir una carrera para tener un buen trabajo" y la realidad sobre este mito, es que actualmente el hecho de tener un papelito y una tarjetita plástica que te acrediten como "Licenciado en cualquier cosa que se les ocurra", no te garantiza nada, ya no digamos un buen trabajo, en el México en que vivimos, un grado de licenciado tampoco es ya una garantía de conseguir empleo.
Aunque soy de las pocas afortunadas en tener un empleo directamente relacionado con mi área de especialidad, debo decir que tras casi ocho meses de reclusión en la oficina, entre el stress, el obsceno movimiento de personal en la empresa y esos malditos reportes de evaluación, cada día me siento más presa de la rutina y como consecuencia, puedo ver como se aleja cada día mi creatividad; así es mis estimados lectores, la chispa y el ingenio que solían caracterizarme se quedaron perdidos en algún punto entre una interpretación de pruebas proyectivas y la redacción de múltiples correos al despacho que provee el seguro de Gastos Médicos Mayores.
Hace un par de días mi querida amiga y madre por adopción mutua, la malandrina, me enviaba por correo electrónico el avance de la historia de un mary sue basado en ella misma que creamos hace poco más de dos años y como nota post scriptum, me invitaba a continuar con el planteamiento de la historia de mi propio mary sue. Al toparme de frente con la referencia de mi escrito -el cuál había comenzado hace meses y no lo había tocado en bastante tiempo-, me di cuenta de que no soy capaz de producir una línea que sea medianamente decente, o mejor dicho, una sola línea que pueda gustarme lo suficiente como para seguir escribiendo y fue entonces que caí en cuenta de que el trabajo ha ido minando poco a poco y en silencio mi capacidad creativa.
No sé si a ustedes les ha sucedido en algún momento, pero por lo menos en el caso de una servidora, el hecho de poder poner en letras lo que estoy pensando y/o sintiendo en algún punto, resulta la mejor forma de decir las cosas, porque por lo menos así puedo dar rienda suelta a lo que estoy pensando y no tengo ninguna obligación de disfrazarlo con palabras bonitas o con cosas que puedan hacerlo mucho más suave de lo que en realidad es y el hecho de no poder poner en palabras la marea de cosas que tengo en la cabeza, me tiene agobiada, insomne y por si fuera poco, altamente frustrada.
Podría llamarse bloqueo de escritor, o tal vez el escape de la musa, la cuestión es que el no poder hablar en la forma que aprendí a hacerlo se ha vuelto una monserga y realmente, daría la mitad de mi reino por unos días de vacaciones que pudiesen ayudar a la liberación del torrente de ideas que tengo atoradas en la cabeza.
Finalmente, creo que antes de despedirme, debo dar un adelanto a la siguiente nimiedad, en la que sin tapujos, quisiera hablarles un poco de esos seres que tienen la capacidad de volverme aún más loca de lo que ya estoy: Los Hombres. No, no se trata de una confesión y mucho menos del clásico post meloso de "son la cosa más linda del mundo"; por el contrario, la pretención de esa idea que estoy masticando para poder parir en días posteriores, es hablar de esos seres humanos que han mantenido cautiva mi atención y también la de personas muy cercanas a mí.
Por ahora, me despido y espero poder parir esta idea para por fin romper la racha de incapacidad creativa que me ha traído literalmente sin dormir. Y sigo sosteniendo que, el tener un medio de sustento, no significa perder la libertad para pensar, soñar y crear.
1 comment:
mmmmm... yo odio estar encerrada en una oficina... yo prefiero estarlo en mi casa... tengo sueño :P
perdi el contacto, pero im back...
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